La burbuja

Burbujas

Érase una vez que se era, como todo aquello existe y existirá, una burbuja que inició un incierto camino. Pero, ¿cómo se genera una burbuja, ese «glóbulo de aire u otro gas que se forma en el interior de algún líquido y sale a la superficie»? ¿Y por qué hacen cosquillas? Esta burbuja no sabía si el dióxido de carbono que la componía acabaría formándose o no… En principio una diminuta legión de burbujas se sucedía desde un mismo origen y se elevaba a través del líquido rosado. Parecían hormiguitas, una detrás de otra, rítmicas, sinuosas, ordenadas. De vez en cuando alguna díscola intentaba salir de la línea, pero sólo lograba un desgarbado giro para volver luego a la formación única, la que les llevaba a una superficie a partir de la cual todo era incierto… Así era la breve e intensa vida a presión de una burbuja.

En esta ocasión, nuestra protagonista quiso saber qué se siente al morir en una boca inquieta, en un momento cargado de incógnitas, qué ocurre cuando todo se precipita, emergiendo desde una forma redondeada hasta convertirse… en nada. ¿Qué piensa una burbuja cuando sale al aire?

Cuando Alicia llenó su copa de cava para brindar por el año nuevo estaba triste. No se presentaba fácil. No parecía que nada fuese a mejorar. Había aceptado una postdoc en Hamburgo. Allí hacía frío. Dejaba atrás familia y amigos. No había oportunidades para ella en su país. Puede que, después de todo, Alicia tuviera suerte. Muchos como ella, con formación o sin ella, con mucho esfuerzo a sus espaldas, tenían que engrosar las filas del paro, como tantos otros profesionales de tantos y tantos sectores de su país de ladrillo.

Era un día triste para la Ciencia. Era un día triste para Alicia. Era una era triste para todos menos para la burbuja. Porque cuando Alicia alzó su copa y esbozó un amago de sonrisa, cuando acercó la copa alargada a sus labios, cuando esa burbuja medio loca se precipitó en su paladar y le hizo cosquillas, Alicia sonrió de verdad. Sonrió y sintió que llevaría el frío con calma. Que se aliaría con los copos de nieve. Que regresaría a visitar a los suyos. Que ellos estarían siempre ahí. Porque érase una vez que se era, como todo aquello que existe y existirá, una burbuja que inició un incierto camino, tan incierto como el de la propia Alicia.

 

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