La figura de barro que está sobre el alfeizar de la ventana la hice yo cuando tenÃa unos 12 años. Es una figurita de unos diez centÃmetros, en posición de buda sentado, las manos sobre las rodillas. Siempre me ha inspirado mucha paz. Me sorprendió que, después de tantos años, mi madre la guardara. Cuando me mudé aquà me la traje y, desde entonces, ha estado ahÃ. A medida que se acerca el dÃa D, la miro más, como buscando una respuesta en su postura, como si esa sensación de paz pudiera ayudarme de alguna manera a superar este trance…
Hoy he vuelto a dormirme sobre el teclado. SabÃa que tendrÃa que despertarme antes para estar preparada porque se avecinaba el dÃa D. Ya tengo todas mis cosas metidas en cajas… los chismes de la cocina, las cosas de menaje, la ropa, los libros… No ha sido mucho tiempo, casi 7 años, pero el suficiente para ver cómo he hecho mÃos un montón de sueños que no eran mÃos, los he puesto en marcha, me la he jugado y me he pegado la torta de mi vida… hasta ahora, claro. Es posible que, tal y como están las cosas, me pegue muchas más. Siempre he pensado que soy una persona optimista, que tras esta locura todo volverá a su sitio en algún momento…
La figura de barro que está sobre el alfeizar de la ventana, de un marrón rojizo, ha visto ya muchas lunas y muchas aguas. Los cambios de estación la han ajado un poco, pero ahà sigue. Cuando él se marchó también estaba. Y me pasé horas mirándola, también entonces, pensando que habrÃa alguna respuesta detrás de todo aquel embrollo.