Érase que se era, como todo lo que ha existido, existe y existirá, una gota de lluvia, ligera, pero consistente, que eligió no caer nunca sobre superficie alguna para no desaparecer.
Tuvo conciencia de sà misma cuando se sintió caer.
Antes, vagas imágenes saltaban a su lÃquida memoria relacionadas con una enorme nube y miles de gotas acumuladas en ella, pero no podÃa asegurar que aquellos recuerdos fueran reales, ni siquiera podÃa asegurar que fueran recuerdos. Asà que lo primero que sintió al dar comienzo su existencia como gota individual fue la sensación de estar precipitándose al vacÃo.
Miraba a su alrededor mientras se deformaba por la velocidad y la presión y veÃa miles de diminutas gotas, como ella, maleables por la fuerza de la caÃda, deformadas y estrujadas por una intensa energÃa que podrÃa asemejarse a la de las tÃas y familiares que te estrujan la mejilla de forma intransigente cuando tienes regordetes mofletes y ojos grandes. Es un impulso estúpido. Y asà se sentÃa la gota: maltrecha en su recién estrenado infantil orgullo, manoseada por el aire. (más…)